viernes, 16 de marzo de 2012

OJALÁ QUE LA DEL 29 M SEA UNA HUELGA REALMENTE POLÍTICA



Lo primero que hay que recordar es que esta huelga viene impulsándose desde distintos movimientos sociales desde hace más de un año, mucho antes de que los sindicatos  mayoritarios abrieran la boca al respecto, porque la tenían muy cerrada debido a su complicidad con las nefasta política neoliberal del gobierno anterior, destinada a gestionar la crisis en modo agresivo contra la clase trabajadora, deteriorando los derechos laborales y sociales conquistados en las últimas décadas.

La reforma laboral del PP  es  continuidad de la política impulsada por el PSOE,  en la que daba prioridad a la deuda financiera sobre la deuda social, pasando por encima de cualquier consideración que no fuera la estricta sumisión al imperativo de los mercados financieros. La reforma laboral del PP es contestada sólo parcialmente por CCOO Y UGT; ha servido para que estos sindicatos, ¡por fin!, hayan convocado una huelga general con el objetivo de negociar con el gobierno de Rajoy algunos cambios en la ley de reforma laboral, pero evitando exigir su total derogación. La posición de estos sindicatos es la  de conformarse con  un mal menor, limitando sus aspiraciones a defender básicamente los intereses de los trabajadores con contrato indefinido, los que conforman la base principal de afiliados a estos sindicatos. Para las burocracias sindicales pesa como una losa su papel institucional, financiado por el Estado, que les paga para que hagan de intermediarios entre los intereses del capital y el de sus bases, cada vez más reducidas.

martes, 6 de marzo de 2012

¿EXISTE UNA ARQUITECTURA Y UN URBANISMO ALTERNATIVOS?

Sao Paulo



Arquitectura y urbanismo son oficios dedicados a diseñar el hábitat humano, individual y colectivo, que por su carácter altamente técnico parecen escapar a los criterios políticos e ideológicos. Sin embargo, cada vez más, a medida que vamos descubriendo los resortes en los que se sostiene el sistema capitalista, vemos que estas disciplinas no tienen hoy nada de neutrales, por muy técnicas que sean. Vamos viendo  que las casas y las ciudades están siendo diseñadas con intención claramente ideológica, política, para determinar los modos de vida que se corresponden con el modo mercantil y productivo capitalista, contribuyendo decisivamente a la reproducción del propio sistema.

A no ser que decidamos tirarnos por el abismo de la autodestrucción, el modo de vida al que nos dirigimos se aleja necesariamente del modelo capitalista y, por tanto, tenemos la necesidad de imaginar urbanismos y arquitecturas alternativas, enfocadas en la reinvención de los espacios habitables, fundamentados sobre principios radicalmente opuestos al modo capitalista de habitar el mundo.

sábado, 3 de marzo de 2012

JUNTO A LOS SINDICATOS, PERO NO REVUELTOS





La resistencia frente a la reforma laboral impuesta por el gobierno, va a juntar en la calle a movimientos sociales tanto reformistas como alternativos. La inercia cultural y mediática le va a otorgar a los sindicatos el protagonismo de esa resistencia. Vale, es la cuota que hay que pagar por lograr el objetivo inmediato, el de frenar al máximo la brutalidad de una reforma que traerá mucho sufrimiento a millones de personas. Quienes afrontamos esta resistencia desde posiciones alternativas sabemos que el objetivo a largo plazo -la emancipación de las personas del yugo del trabajo asalariado- seguirá pendiente y que ahora el máximo posible es reducir cuanto más mejor los efectos que esta brutal  reforma tendrá en la calidad de vida de la gente trabajadora, condenada a vender su fuerza de trabajo en condiciones de extrema precariedad, destapando sin disimulo la naturaleza esclavista del sistema productivo capitalista. 

Estar en la calle, junto a los sindicatos, no debe crearnos problemas de conciencia a quienes conocemos cuál es la naturaleza política de estos aparatos sindicales, perfectamente integrados en el sistema; no hay más remedio, es inevitable. Pero este peaje, planteado como necesidad coyuntural,  no debe hacernos perder la perspectiva política general. Los sindicatos mayoritarios que intentarán encabezar la protesta en la calle –CCOO y UGT- sabemos que no estarán ahí cuando el enfrentamiento se produzca –no sabemos cuándo- en la verdadera y  esencial batalla, cuando lo que se cuestione no sea una reforma laboral, sino la abolición del trabajo asalariado. 

Por tanto, cuando en la calle nos encontremos en los próximos días, conviene no olvidar esa perspectiva general de la lucha política. Para refrescar la memoria histórica y la conciencia sobre estos sindicatos, quizá convenga estar mejor informados sobre cómo han sido atrapados e integrados en el sistema capitalista mediante su dependencia de la financiación estatal:  



jueves, 23 de febrero de 2012

EL POLICÍA CANTINFLAS



VER EL VÍDEO
Todavía con la memoria  reciente de  las brutales imágenes que todo el mundo pudo ver en la manifestación estudiantil de Valencia, no puedo por menos que reivindicar al patrullero Cantinflas, al tiempo que lanzo una reflexión sobre lo aprendido en éstos  y en muchos otros días de manifestaciones, en los que la policía más que proteger parece ir a provocar a los ciudadanos y ciudadanas que participan en las mismas. 
Se avecinan unos meses muy calientes en la calle y en cuanto pasen las elecciones andaluzas vamos a flipar de verdad con los recortes sociales, a mayores de la agresiva reforma laboral  puesta en marcha por el gobierno. Moraleja para el remoto caso de que le quedara un rastro de sentido común a este gobierno: para que no haya  violencia en la calle, lo mejor es que le den el día libre a los policías cuando haya manifestaciones, ¡verán qué pacífica es la ciudadanía!






domingo, 19 de febrero de 2012

DE LA INDIGNACIÓN AL MIEDO


La economía del miedo,
de Joaquín Estefanía

Con escasa repercusión, vengo desde hace unos meses promoviendo una recapitulación  autocrítica de lo ocurrido desde aquel 15 de Mayo en que mucha gente saludamos la  irrupción de las movilizaciones ciudadanas y nos sumamos a la ocupación de las plazas con el sentimiento emocionado de que algo muy grande estaba naciendo, porque nos parecía que la ciudadanía estaba rescatando la democracia de los antros parlamentarios en los que se haya reducida y secuestrada por una clase política considerada con desprecio por una mayoría social  que, contradictoriamente, la sostiene con su voto. Pasado el verano, el  15M se dispersó por barrios y  pueblos, y desde éstos se dispersó en múltiples acciones locales y sectoriales, probablemente justas y necesarias, pero que estratégicamente creo que han resultado poco útiles, a tenor de la penosa situación en la que estamos, tanto el 15M como toda la sociedad española: sumidos en el miedo

Podríamos hacer  un repaso detenido de todas las acciones desplegadas, analizar sus causas, los avances y retrocesos, habrá tiempo para ello, pero ahora prefiero ir al resumen de la situación, la que demanda la urgencia con que se plantea  este verdadero “estado de excepción” en el que estamos inmersos, como están  reconociendo incluso algunos sindicalistas de oficio, en este día de manifestaciones contra la reforma laboral decretada por el gobierno del PP. De momento, somos los ciudadanos y ciudadanas quienes vamos perdiendo en esta batalla…y por mucho. De la indignación hemos pasado al miedo, lo están explicando muy bien muchos psicólogos y analistas sociales; incluso acaba de publicarse un libro con el título de la “Economía del miedo”, escrito por un periodista en absoluto radical, como es Joaquín Estefanía, de El País. Este miedo se ha ido infiltrando con éxito en la médula social como un gas paralizante, esparcido poco a poco, pero constantemente, por los medios de comunicación de masas. La primera lección que desde el 15M  deberíamos extraer es que  el miedo es el primer olor de la batalla que estamos librando (y, por ahora, perdiendo). Que, por tanto, sólo tendremos certeza de estar en el buen camino cuando sean ellos (el 1% que concentra el poder) los que estén paralizados por el miedo, y no nosotros (el 99% de la población).

Acabo de leer un artículo de Blas Dalmau Solé, activista del grupo de Democracia Inclusiva de Cataluña, con el que coincido en su balance general sobre los aciertos y errores del 15M; en la web de la democracia inclusiva  está en su versión original, en catalán, por lo que me he permitido traducirla aquí al castellano:

 Balance del 15M con miras a la emancipación
Artículo de Blas Dalmau Solé, del  Grupo de Acción de Democracia Inclusiva de Cataluña

miércoles, 15 de febrero de 2012

EL PROCOMÚN, LA TRAGEDIA DE LOS MERCADOS

Thomas Muntzër en la Guerra de los Campesinos"

“Resulta difícil definir como propias las cosas comunes”, afirmaba Quinto Horacio Flaco en el primer siglo antes de Cristo. Mundi est communia decimos hoy cada vez más gente.


Aunque el debate sobre los bienes comunes es muy antiguo, aunque sea en Sudamérica donde con más fuerza se ha reavivado a partir de la década de los setenta, es cierto que hablar del procomún, de la economía de los bienes comunes, en España es todavía algo relativamente nuevo. Aún siendo así, no me cabe duda de que en los próximos años será una cuestión fundamental, situada en el centro mismo del pensamiento  democrático, como de la confrontación política en los nuevos términos en que ésta se va a plantear en la primera mitad del presente siglo. En el corto plazo no tenemos certeza de poder lograr la emancipación humana y, sin embargo, “la defensa y recuperación de los bienes comunes constituye una de las líneas de avanzada en la lucha contínua por el territorio de la democracia sustantiva y la ciudadanía”, son palabras del sociólogo chileno  José Esteban Castro, que hago mías.

 

En muchas de nuestras zonas rurales se conservan los “comunales” como aprovechamientos de tierras por el común, la comunidad de vecinos de cada pueblo, de entre los que aún hoy perduran algunos aprovechamientos, como las “suertes” de leña y el derecho de pasto. Estos bienes comunales procedían del viejo regimen feudal, en el que la nobleza o la monarquía cedía a los plebeyos determinadas zonas de tierra, generalmente baldíos, o derechos de uso como los anteriormente citados, mediante una "carta", como es el caso de la Carta Puebla de Brañosera, en la Montaña Palentina, datada en el año 824. Se trataba de privilegios concretos, ligados al proceso de repoblación propio de la época. Por encima de las ventajas que significaban, hay que considerarlos como el resto de un poder feudal basado en el sometimiento, en la condición de súbditos de los nuevos pobladores en las tierras reconquistadas y despobladas del norte de España.