domingo, 3 de agosto de 2014

LOS CONCEJOS DEL REGIMEN

La democracia es lo de menos
Cuando se anunció la intención del gobierno español de suprimir las entidades locales menores a través de su nueva ley de “Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local”, se produjo una reacción más mediática que popular,  fundada en una cierta alarma ante la pérdida de autonomía local que dicha ley suponía; se denunciaba el propósito gubernamental de liquidar definitivamente los últimos comunales y el último residuo de democracia participativa bajo el pretexto de reducir gastos y mejorar la eficiencia de las administraciones locales. Parecía lógico defender entonces la continuidad de las Juntas Vecinales y Concejos, el único vestigio de  autonomía local y  participación democrática.

En León, donde perviven más de dos mil juntas vecinales, se constituyó una Federación Leonesa de Entidades Locales Menores, que fue el germen de una Federación Nacional de Entidades Locales Menores, en la que actualmente están integradas también las correspondientes federaciones de Galicia, Asturias, Cantabria y Andalucia, junto a la asociación provincial de Alava. Sin necesidad de un apoyo popular que fuera más allá del imprescindible “adorno democrático”, el objetivo de esta Federación nacional - evitar la supresión-parece conseguido a día de hoy, no por dicho adorno sino por la negociación entre PP y PSOE.
Efectivamente, ambos partidos no ven inconveniente  en mantener estas entidades menores, porque no suponen problema alguno a los planes que estado y capital vienen pergeñando acerca del futuro de los territorios rurales. Y, además, queda bien conservar las juntas vecinales y concejos, aunque sea en formol, como botón de muestra de democracia participativa, paradigma en el que el bipartidismo ha de competir en los próximos tiempos frente a las nuevas fuerzas ciudadanistas emergentes,  con las que van a tener que disputarse el reparto de cargos  y el control del poder político en los próximos tiempos.

Yo creo que, incluso, han debido pensar que mantenerlas es más útil a sus planes, consistentes en la apropiación y privatización definitiva del territorio rural, con destino a la creación de grandes cotos de explotación agroganadera y forestal, a cargo de las multinacionales que controlan el mercado global agroalimentario, al igual que también está muy avanzado el mismo proceso  en los emparentados sectores turístico-inmobiliario y, sobre todo, en la producción de “energías alternativas” -las de gas por fracking y las de electricidad por centrales  eólicas y fotovoltaicas.

Se han dado cuenta que sus objetivos al respecto se consiguen mejor con la conformidad y apoyo de la población local, incluso no teniendo ningún temor a posibles resistencias. Saben que la población rural,  perfectamente domesticada, sólo verá en esos planes nuevas oportunidades económicas y de empleo, “una verdadera salvación para los territorios rurales”, por lo que las entidades locales menores podrán seguir prestando una gran ayuda política a dichos planes del capital y del estado, como se viene demostrando desde hace años en la facilidad prestada a las concesiones de explotación que vienen firmando estas entidades en los sectores anteriormente señalados. Por unos pocos euros que servirań para tener mejores fiestas con las que atraer a veraneantes, mientras los pueblos se vacían definitivamente.

A través de las diputaciones y las comunidades autónomas, la partitocracia controla el territorio rural y sus cada vez más exiguas poblaciones mediante el ancestral método del clientelismo político o caciquismo. En los periodos electorales, la gente de los pueblos ha aprendido que “lo mejor” para su pueblo es tener más subvenciones y ayudas de las administraciones públicas y eso sólo se consigue eligiendo representantes bien avenidos con el partido gobernante de turno. En mi comarca conozco algún alcalde del PP, que lo es a pesar de considerarse de izquierdas, por razones de utilidad, para servir mejor a su pueblo, ya que representando al PP  tendrá las puertas abiertas para conseguir subvenciones en la Diputación y en la Junta de Castilla y León.

En estas entidades locales menores lo que mayoritariamente pervive no es la autonomía local sino el utilitario y corrupto sistema caciquil, que es lo que en realidad defiende esta Federación Nacional de Entidades Locales Menores, ahora con la anuencia del poder político, a nivel estatal, autonómico y provincial. La lógica del sistema ha conseguido que la gente de los pueblos se olvide de la fuerza democrática de los concejos, del decidir en comunidad. Tras muchas décadas de carencia democrática y decadencia comunitaria,  han aprendido que las cosas funcionan de otra manera. Las Juntas Vecinales ni se molestan en funcionar mediante Concejo, cosa que, por otra parte, sólo es posible legalmente en poblaciones con menos de cien habitantes, al menos en Castilla y León. Para qué, si saben que como Junta Vecinal o como Concejo, la lógica política sigue siendo la de la partitocracia y el clientelismo, cuando creen que su supervivencia como pueblos está ligada a esta dependencia de buenas relaciones con el poder político.

En El Diario de León del 14-06-2014 se publicaba el siguiente comunicado: “La Federación Leonesa de Entidades Locales Menores, que representa a las Juntas Vecinales de la provincia, agradeció ayer el apoyo de la Junta de Castilla y León a las entidades locales menores para que rindan cuentas, un compromiso que las Cortes y el consejero de Presidencia asumieron con las Juntas Vecinales y que se materializa en este año crucial para la subsistencia de las Entidades Locales Menores”...y en la fiesta de los Concejos de León del año pasado, el presidente de la misma Federación ya afirmaba:  “Este año tenemos que adaptarnos a la nueva normativa de rendición de cuentas y la junta vecinal que no presente sus cuentas a fecha 31 de diciembre será suprimida y sus bienes y sus ingresos pasarán al ayuntamiento», recordó. Según recogía el mismo periódico, “una de las reivindicaciones más mencionadas ayer fue el necesario apoyo que deben prestar las administraciones superiores, caso de la Junta de Castilla y León y de la Diputación Provincial, para que las pedanías puedan rendir cuentas y sobrevivir a un momento complejo y (el presidente de la Federación) aprovechó la ocasión para agradecer a la Junta que recientemente haya dado unas ayudas económicas importantes tanto al Consejo Comarcal como a la Diputación para apoyar en la elaboración técnica de las cuentas".

Así, pues, la disputa por la permanencia de estas entidades locales, sólo parecía tener alguna significación política para PP y PSOE en su enfrentamiento particular por el  control  político del territorio rural y, por tanto, por el botín económico todavía pendiente de esquilmar en pueblos y comarcas. A los nuevos movimientos ciudadanistas emergentes esta cuestión les pilla de refilón, dada la escasa sustancia electoral del medio rural, por lo que seguimos teniendo por delante el mismo desierto acostumbrado, un medio rural  absolutamente marginal, dependiente y subsidiado, nada que se parezca a la autonomía local, nada de autogobierno y comunal; sólo, en el mejor de los casos, esa engañifa a la que llaman democracia participativa.

La Federación de referencia le ha puesto a su web la denominación de “concejos.org”, se ve en ello la mano torcida de la inteligencia estatal, su habitual técnica manipuladora consistente en suplantar el significado de los conceptos nombrados, al objeto de vaciarlos de significado. Lo pueden nombrar como quieran, como también se puede decir “nieve negra”, pero  los Concejos hoy ni existen ni pueden existir. Es como creer en la existencia de una democracia estatal o una democracia capitalista. Es un oximorón, algo perfectamente imposible.

Por ese camino no hay nada que hacer que sea distinto a profundizar en el mismo lodazal político acostumbrado, que avanzar hacia el definitivo desmantelamiento de los territorios rurales. No queda otra que prepararse para combatir el odioso presente con una organización y una estrategia a futuro, es la única opción real: organizarnos en verdaderos concejos comunales, en asambleas locales paralelas a esa pantomima concejil  puesta en marcha. Lo ahora necesario  es constituir asambleas  soberanas enfrentadas  al orden establecido y opuestas al sumiso apoyo popular que representa esa federación de entidades locales menores, ideada y sostenida por el Régimen partitocrático.

La autonomía local sólo puede ser hoy pensada como verdadera democracia, como sistema de autogobierno, en las antípodas del sistema estatal-capitalista,  un proyecto comunitario de futuro común para pueblos y ciudades. Un proyecto emancipador y necesariamente subversivo.

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