viernes, 3 de febrero de 2012

AHORA TOCA VERTEDERO INDUSTRIAL Y FRACTURA HIDRÁULICA



La amenaza de “proyectos basura” es permanente en las zonas rurales, más todavía cuanto más deshabitadas. Ahora pende sobre el territorio de la antígua Merindad de Campoo (alfoces de Reinosa y Aguilar de Campoo) la amenaza de dos proyectos que así podemos catalogar; se trata de un vertedero de residuos industriales que se pretende instalar en el municipio de Valderredible (1) y de otro proyecto para la extracción de gas natural mediante el contaminante método de fractura hidráulica, para el que se prevee un importante despliegue en éste  como en otros territorios limítrofes (2). Y como en otras ocasiones, sendos proyectos vienen de la mano de empresas que cuentan con la previa complicidad de algún ayuntamiento de la zona, atraído por el cebo de prometidas inversiones y puestos de trabajo; también este tipo de proyectos suelen contar con algún compromiso de subvención pública por parte de la comunidad autónoma correspondiente o de la administración estatal, normalmente complementarias de fondos europeos.
Su estrategia está íntimamente relacionada con la dinámica habitual del sistema productivo capitalista, en el que las empresas externalizan sus costes ambientales, adulterando a su favor el balance de resultados al cargar dichos costes en el haber de la sociedad, bien depredando recursos naturales que son del común, bien trasladando a la hacienda pública la factura de dichos costes, cuando es de cajón que éstos son  claramente imputables a quien los produjo. 


Esta barbaridad se produce habitualmente con la naturalidad e impunidad con la que la ideología neoliberal dominante nos tiene acostumbrados, apoyándose  sobre argumentos de equívoca y torcida naturaleza, pero que encuentran notable audiencia en las poblaciones rurales cuando vienen disfrazados de una cierta apariencia de “razonables” y, sobre todo, cuando se presentan como apropiados al estado de necesidad y abandono en el que se encuentran muchas zonas rurales, como ocurre en nuestro caso. Veamos esos argumentos que aquí  también encuentran eco:

1º. “En algún sitio habrá que depositar los residuos”. Este es un razonamiento falaz desde cualquier punto de vista –social, ecológico y económico- mínimamente racionalista. ¿Por qué esos costes ambientales ligados al tratamiento de residuos no son integrados in situ en el mismo lugar donde se lleva a cabo el proceso productivo que los origina?, ¿por qué no existe una legislación que obligue a asumir dicho proceso y sus costes a las empresas contaminantes y a los territorios donde éstas se ubican?...evidentemente: porque para ello se necesitaría una conciencia de responsabilidad social, ecológica y económica de la que a todas luces carece el actual sistema capitalista, amparado por las leyes del Estado.
Conocí en Brasil a Jorge da Silva, un sencillo campesino y permacultor que en una agradable conversación me resumió claramente su opción individual y ética como productor: “yo no utilizo ningún material o herramienta que yo mismo no pueda reciclar, no tengo derecho a cargar sobre el resto de la sociedad los problemas que yo genero”,… esta sabiduría elemental  encierra una enorme carga de sentido común, que nos señala el camino a seguir.

2º. “Estos proyectos son una oportunidad para nosotros, en las zonas rurales alejadas del desarrollo industrial, porque significan puestos de trabajo y prosperidad”. Se trata de otro engaño de no menor tamaño; recuérdese la ya larga lista de proyectos  similares que se han establecido en zonas rurales al olor de las subvenciones, ¿cuántos empleos nos ha generado, por ejemplo, una industria tan limpia como la de la energía eólica?...puede que sí donde se fabrican los molinos, pero aquí ninguno. Y aunque así fuera, es que los puestos de trabajo  pueden ser utilizados como chantaje permanente para cualquier proyecto y  a cualquier precio?

3º. “¿Qué vale ésto, un paisaje despoblado e inservible?…mejor hacerlo rentable, aunque sea para almacenar la porquería que otros producen”. Perdida la sabiduría campesina, ligada durante siglos al amor a la tierra y a su conservación, la percepción del valor de los recursos naturales está hoy mediatizada por un inculto y peligroso utilitarismo que desprecia el  valor del patrimonio natural si éste no se traduce en “monetarismo”, en beneficio inmediato, contante y sonante, como se suele decir.

En definitiva, que no nos queda otra que resistir estos embites y cargarnos de razones, desmontando la falsa “razonabilidad” de estos sucios, ruinosos y antisociales proyectos.

Cartel de la Plataforma


(1) Vertedero de residuos industriales para recibir 350.000 toneladas al año que serán almacenadas en tres gigantescas balsas para deposición de residuos no valorizables. Estas balsas tienen unas dimensiones excepcionales de 6, 5 y 12 hectáreas respectivamente. 
El complejo de residuos industriales con estas tres balsas de tamaño desorbitado se situarían en la proximidad (en algún caso a pocos centeneras de metros) de localidades palentinas como Villanueva de Henares, Canduela, Quintanas de Hormiguera y Navas de Sobremonte (pertenecientes a Aguilar de Campoo), y de Cezura, Helecha de Valdivia y Lastrilla (de Pomar de Valdivia). De llevarse a cabo este proyecto se almacenarán plásticos, baterías, acumuladores, medicamentos, detergentes, pinturas, tintes adhesivos, líquidos acuosos, todo tipo de lodos, carbón activo usado, licores de tratamiento anaeróbico de residuos animales y vegetales, residuos vitrificados, residuos de pirolisis, polvo de caldera, cenizas volantes de fondo de horno y escorias, productos químicos, etc. 
(Información procedente del sitio web de la plataforma NO AL VERTEDERO DE VALDERREDIBLE:  http://stopvertederovalderredible.blogspot.com )

(2) El Fracking o Fractura Hidráulica es un método de extracción de gas natural del subsuelo a grandes profundidades (de 1.000 a 5.000 metros) utilizando enormes cantidades de agua, arena y decenas de productos químicos contaminantes para romper la roca y extraer el gas natural que contiene. Este método de extracción, novedoso en España (todavía no se ha llevado a cabo), se lleva realizando en Estados Unidos desde hace una década y provoca muchos impactos negativos en la naturaleza (contaminando el agua, el aire y el suelo), además de afectar negativamente a la salud de los habitantes más cercanos. La Agencia de Medio Ambiente estadounidense (EPA) inició una investigación en el año 2010 ante el cúmulo de protestas y quejas, que todavía no ha hecho público. De momento, estados como Nueva York, Pensylvannia o Nueva Jersey han aprobado una moratoria de esta actividad hasta evaluar sus efectos. En Europa, países como Francia, Bulgaria o Irlanda del Norte han prohibido o suspendido esta actividad. En otros continentes, países como Australia, Canadá, Sudáfrica,… han aprobado también la suspensión temporal (moratoria) hasta comprobar los efectos que produce.
(Información procedente del sitio web de la plataforma FRACTURA HIDRÁULICA NO:  http://fracturahidraulicano.wordpress.com/ )

Jorge da Silva, campesino y permacultor


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