domingo, 13 de marzo de 2011

HACIA UNA DEMOCRACIA COMUNITARIA

Creo que  es Takis Fotopoulos, griego, filósofo, economista, profesor y activista político, quien ha formulado la más avanzada actualización del pensamiento socialista y libertario, a través de su propuesta de Democracia inclusiva, fundamentada en una crítica actual y radical sobre la crisis sistémica del capitalismo, con el resultado de una síntesis de la democracia clásica y el anarquismo.
No me parece  muy acertada su adjetivación de “inclusiva”, porque creo que para su mejor comprensión es más apropiada la denominación de “democracia comunitaria”. Este último adjetivo representa más fielmente la naturaleza ideológica y estratégica de su propuesta: la democracia construida desde la comunidad, desde lo local, en modo directo, autónomo y federal. Por tanto, quiero dejar bien claro que cuando aludo a la democracia comunitaria, me estoy refiriendo al  sabio pensamiento de Takis Fotopoulos.
Inducido por la crítica situación actual en la que vivimos, me he propuesto dedicar esta parte de mi vida a contribuir en la formulación de una propuesta política lo más racional, ética  y útil posible; considero que esta tarea debe hacerse comunitariamente, desde lo local y próximo, desde la teoría y la acción, y bien conectados con la realidad global, por  una doble razón de racionalidad y solidaridad. Armado de razones, con mucha voluntad y deseo, aunque condicionado por mis propias limitaciones intelectuales, me permitiré ir incorporando algunas pequeñas consideraciones  ideológicas y estratégicas, que pudieran contribuir al fortalecimiento del  socialismo libertario que yo, a mi manera, denomino “democracia comunitaria”. 
Guiado por un principio de coherencia, tanto moral como intelectual, quiero hacer mi reconocimiento personal  y público al pensamiento filosófico y político de las personas que, desde mi punto de vista, representan el caudal de experiencia militante y conocimiento teórico que hoy nutre esta fuerte determinación moral  que nos moviliza para desear y para construir un mundo mejor. Son muchas las organizaciones y las personas que han realizado estas aportaciones. Y son  muchas más en la actualidad, cuando creo que las condiciones son favorables a un reverdecimiento del pensamiento anarquista. Dejando para otro momento a las organizaciones, ciñéndome al pensamiento socialista y libertario -aún a riesgo de seguros errores y algún olvido-, me atrevo a resumir mi personal reconocimiento en una lista concretada en seis nombres propios, cuyo pensamiento nos sirve hoy de poderosa herramienta para afrontar este camino nuevo que estamos definiendo como “democracia comunitaria”. Esta es su relación cronológica, con una síntesis de su valiosa  contribución al pensamiento socialista y libertario actual:  



1. (1809-1865, Francia). Pierre J. Proudhom: desarrolló el principio federativo del socialismo libertario y la teoría de la propiedad  privada conceptuada como un robo a la comunidad.
2. (1814-1876, Rusia). Mijail  A. Bakunin: su aportación más poderosa estuvo dedicada al colectivismo que caracteriza al pensamiento anarquista; fue, además, el primer impulsor del anarquismo como movimiento político y popular.
3. (1839-1897, EEUU). Henry George: aunque su pensamiento es de raíz más liberal que socialista, su teoría sobre la propiedad de la tierra y el impuesto único sobre ésta, establece un puente importante hacia el pensamiento socialista y libertario.
4. (1842-1921, Rusia). Piotr A. Kropotkin: profundizó en la organización comunitaria de la producción y el consumo, así como en la concepción moral y ética de la política, basada en la libertad, la solidaridad y la justicia; y, sobre todo, desarrolló su teoría de la cooperación y la ayuda mutua como prácticas comunes y esenciales de la naturaleza humana.
5. (1921-2006, EEUU). Murray Bookchin: se ocupó de desarrollar sendas teorías sobre el municipalismo libertario y la ecología social; el primero como propuesta de organización política y social que se basa en instituciones asamblearias de índole vecinal, que mediante democracia directa se federan en una confederación de municipios libres como alternativa al Estado; su ecología social propone el desarrollo científico-técnológico en el marco de una economía ecológica y una institucionalidad libre y autónoma (sin Estado).
6. (1940, Grecia) Takis Fotopoulos: ha elaborado una propuesta de democracia inclusiva, no como construcción utópica sino como forma realista de superar la crisis sistémica del capitalismo; básicamente, consiste en una síntesis de la democracia clásica y el socialismo libertario, planteando una concepción integral de la democracia, que incluye sus cuatro dimensiones fundamentales: social, política, económica y ecológica.

OBRA GRÁFICA DE ERIK JOHANSON

La Democracia inclusiva, según Takis Fotopoulos, identifica como causa fundamental de la actual crisis multidimensional (política, económica, social, ecológica, cultural) a la concentración del poder en manos de varias élites organizadas; este poder se mantiene y reproduce gracias a la dinámica del sistema de economía de mercado (en su forma globalizada actual) y a su complemento político, la “democracia representativa”, es decir, el sistema político y económico que emergió en Occidente dos siglos atrás. Para su superación, propone unas metas, que resumo a continuación:

I. La superación de la crisis crónica a la que nos conduce necesariamente el capitalismo, no es posible a través de la reforma del sistema -como es utópicamente sostenido por movimientos civiles, partidos políticos y organizaciones ecologistas. La superación de la crisis solo es posible a partir de la creación de una nueva forma de organización política, social y económica que asegure la igual distribución del poder entre los ciudadanos en todos los niveles (político, económico, social y cultural). La Democracia inclusiva, no es una nueva utopía, sino una nueva forma de organización social  enfocada en asegurar una distribución igualitaria del poder, a todos los niveles y, consecuentemente, la superación final de la crisis multidimensional actual.

II. La Democracia inclusiva constituye la forma más completa y avanzada de democracia, ya que garantiza las precondiciones institucionales para una democracia política (o directa), una democracia económica, una democracia en el campo social y una democracia ecológica. A nivel subjetivo, la Democracia inclusiva está basada en la elección consciente de la autonomía por parte de los ciudadanos, y no sobre dogmas, religiones, sistemas irracionales o sistemas teóricos cerrados.

III. La Democracia política supone la creación de instituciones de democracia directa, de tal manera que todas las decisiones sean tomadas por asambleas ciudadanas locales, que se confederan en el ámbito regional, nacional y, finalmente, en el ámbito continental y global, mediante delegaciones que pueden ser inmediatamente revocadas por las asambleas ciudadanas. La función de las asambleas regionales, nacionales y confederales es  la de  implementar y coordinar las políticas decididas por las asambleas ciudadanas. La democracia política garantiza, por lo tanto, la reintegración de la sociedad con la política y reemplaza al estado como autoridad separada y por encima de los ciudadanos que, esencialmente, ha convertido a los ciudadanos en súbditos.

IV. Una Democracia económica  garantiza la reintegración de la sociedad con la economía  y reemplaza a la economía de mercado-monetaria, que ha llevado a la presente concentración de la riqueza en manos de unos pocos, así como al desempleo, el subempleo, la inseguridad, la degradación de los servicios sociales y la catástrofe ecológica. Supone la creación de instituciones de propiedad colectiva de los recursos productivos y un control comunitario sobre éstos a través de las asambleas ciudadanas.

V. La democracia social supone la creación de instituciones de autogestión en las fábricas, oficinas y lugares generales de producción, así como en instituciones educativas y culturales. Los consejos de trabajadores, de estudiantes y otros, ejercen la autogestión de los lugares de producción y de los centros educativos, guiados por los objetivos generales fijados por las asambleas ciudadanas, así como por las preferencias de los ciudadanos como productores y como consumidores.

VI. La Democracia ecológica supone la creación de unas instituciones y de una cultura que logren la reintegración de la sociedad con la naturaleza. Esto significa que el objetivo de la actividad económica ya no será el actual “desarrollo” eco-catástrofico, obligado por las exigencias de crecimiento, competencia y lucro, sino la satisfacción de las necesidades de todos los ciudadanos, de manera que se consiga una verdadera calidad de vida, que solo una armoniosa relación entre la sociedad y la naturaleza puede garantizar. La democracia ecológica, por lo tanto, es radicalmente incompatible tanto con el sistema de economía de mercado, como con cualquier otro sistema encaminado al crecimiento, como el sistema centralizado de socialismo estatal.

VII. La Democracia inclusiva es incompatible con cualquier sistema teórico cerrado y por supuesto con cualquier irracionalismo, religioso o no. La Democracia inclusiva no es el resultado de un despliegue dialéctico de la Naturaleza o la Sociedad, determinado por alguna “ley/tendencia” de la evolución (natural o social), ni tampoco otra utopía como las que aparecen  ocasionalmente en el espacio de la izquierda utópica. Su proyecto propone la construcción de un movimiento popular y masivo, que sea la síntesis superadora del movimiento social por la democracia, la autonomía y el socialismo, así como de los nuevos movimientos sociales por la igualdad en materia de género, raza y sexo.

VIII. La transición hacia la Democracia inclusiva presupone, por tanto, un objetivo intermedio para la creación de una Red ciudadana dedicada a provocar una conciencia democrática alternativa a través de la intervención cultural y política, hasta lograr un movimiento masivo a nivel local, regional, nacional y, finalmente, a nivel continental y global,  interviniendo en todos los ámbitos (político, económico, social, ecológico y cultural) con la intención de constituir nuevas instituciones y culturas, completamente democráticas. Esta intervención no se manifiesta sólo a través de la creación de formas alternativas de vida individual o social (“para dar ejemplo”), de la acción directa, o de la participación en elecciones locales, sino por la combinación de éstas y otras formas similares de acción, a condición de que todas estas actividades sean parte integral de un programa político global, de cambio radical, enfocado hacia el logro de una Democracia completa. La participación en elecciones locales -las únicas elecciones compatibles con las metas de la Democracia  inclusiva- tiene el objetivo de crear instituciones paralelas a las dominantes y una cultura democrática alternativa, a una escala social significativa. Todo ello, con el objetivo último de constituir un poder dual en relación al sistema existente, a través del desarrollo de una conciencia popular y mayoritaria, resultante de los procesos de confrontación con las instituciones existentes y de construcción de las nuevas instituciones democráticas.

La Tierra es de tod@s

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