domingo, 9 de enero de 2011

MUNICIÓN COMUNITARIA


Creo que el  presente ya está diseñado y que sólo podemos intervenir en el  diseño del futuro. Y creo que a pesar de las inmensas dificultades,  en esta tarea podríamos disponer de cierta ventaja sobre el  capitalismo, nada interesado por el futuro y exclusivamente concentrado en el corto plazo, es decir, en el presente. 
Lo que sigue son unas pinceladas prospectivas, que comparto públicamente a modo de “munición para disidentes”, plagiando  el título de un libro de Tomás Ibáñez, psicólogo social, catedrático e histórico activista libertario. A esta propuesta la denomino “democracia comunitaria”, pero también podría llamarse de otra manera, si alguien encuentra una denominación más acertada. La resumo como una propuesta de organización social  basada en los principios morales de libertad, autonomía, igualdad y fraternidad (¡LAIF!). Como armazón de la misma propongo tres ideas-fuerza:
A. La Tierra es patrimonio de toda la humanidad y la actual apropiación privada del  suelo y sus recursos es el principal obstáculo para la igualdad  de las personas y para el progreso comunitario, haciendo imposible la gestión sostenible de los recursos naturales y   perpetuando la amenaza  a la supervivencia de la especie humana.
B. La Democracia sólo es  digna de tal nombre si  no excluye a las personas e integra las tres dimensiones básicas de la igualdad: social, económica y política.
C. La Participación democrática sólo es real si es directa y local, es decir, sin delegación de poder y ejercida en el ámbito comunitario y vital  de las personas.    


Municiones:



1. Demografía. En el próximo futuro, hablar de  jubilación y de pensiones no tendrá sentido, porque viviremos no menos  de ciento veinte años de media. La eutanasia voluntaria será una práctica normalizada. La población mundial habrá frenado su crecimiento y nos estabilizaremos en torno a los ocho mil quinientos millones de personas, ya que a partir de entonces nos regiremos universalmente por una ley demográfica de sustitución, según la cual nacerá  un sólo niño por cada persona que muera. El sistema productivo y de trabajo, será radicalmente diferente y adaptado a estas nuevas circunstancias.



2. Regimen de propiedad del suelo y de los medios de producción. El suelo y sus recursos naturales serán de propiedad universal y, por tanto, pertenecerán al conjunto de las generaciones humanas, presentes y futuras, si bien su administración le corresponderá a las comunidades locales (metrópolis, ciudades y comarcas).

Pagaremos a nuestra comunidad por el uso del suelo (residencial, productivo o comercial) y este pago constituirá la base presupuestaria de la  renta básica, igualitariamente distribuida entre toda la ciudadanía.

Desaparecerá el derecho de herencia referido a la tierra,  sólo será legítima la herencia del derecho de uso. El actual derecho de propiedad privada (inmobiliaria y de medios de producción) será considerado como transitorio, prescribiendo a la muerte de sus actuales titulares. Las empresas serán de propiedad privada-colectiva, compartida por todas las personas que intervienen en el proceso productivo con  la aportación de su trabajo, de conocimiento y capital, teniendo derecho al reparto equitativo de sus resultados, positivos o negativos, en proporción a sus respectivas aportaciones.



3. Organización del sistema productivo. Conocimiento, trabajo y capital  son los factores básicos del proceso productivo. La participación de las comunidades locales en la producción estará garantizada cuando sea comunitaria la propiedad del  suelo en el que se desarrollan las actividades productivas.
El capital  financiero sólo puede ser generado por el  trabajo de las personas  junto con su conocimiento o capital cognitivo. Siendo el conocimiento y el capital  una construcción comunitaria, la participación en la propiedad de los medios de producción está legitimada por la aportación del trabajo personal, que constituye la única fuente legítima de propiedad privada.
La democracia comunitaria será  incompatible con cualquier  práctica de economía especulativa. Ésta será considerada  antisocial y delictiva.
Las personas dispondrán de diferentes opciones de  ingresos para su economía individual:
*1. La renta comunitaria básica, orientada a cubrir las necesidades elementales de subsistencia.
*2. La participación en una empresa (colectiva o comunitaria).
*3. El trabajo autónomo realizado como actividad productiva individual por cuenta propia o ajena.
*4. El trabajo autónomo orientado al mercado de intercambio directo (trueque), de carácter no fiscal.
*5. La producción autónoma de alimentos y energía para el autoconsumo.

4. Renta comunitaria. Todas las personas tendrán asegurada su supervivencia a través de una renta básica de por vida, aportada por la comunidad en la que vivimos. Dicha renta tendrá su origen en el impuesto por el uso que personas y empresas hacen del suelo. Este impuesto sustituirá a muchos otros impuestos actuales. Junto al  impuesto de consumo (IVA) constituirá la base del presupuesto de las comunidades locales.

5. Presupuesto público. Estará formado por los ingresos  procedentes de tres impuestos generales y únicos:
*1. Uso del suelo.
*2. Valor añadido, al consumo de productos y servicios.
*3. Tasa de cofinanciación de  servicios comunitarios secundarios.
La distribución del gasto  se parecerá a la siguiente:
*30% para la renta comunitaria (renta básica de ciudadanía) que percibirán todas las personas mayores de 14 años censadas en la comunidad local (menores y otras personas dependientes percibirán el 50%).
*30% para los servicios primarios (Seguridad, Justicia, Salud, Educación, Economía Productiva, Urbanismo, Patrimonio, Banca, Administración Federal y Relaciones Solidarias).
*10% para servicios secundarios (el resto de servicios).
*10% para fondo de reserva.
*10% para cofinanciación de las administraciones federales supracomunitarias (regionales, estatales u otras).
*10% para fondo de solidaridad universal (programas de ayuda al desarrollo y  situaciones de emergencia  por catástrofes).  

6. Banca comunitaria: moneda, ahorro y crédito. En el contexto de una economía social, la banca privada  carece de todo sentido, siendo considerada necesariamente como un servicio público fundamental, prestado por la comunidad local.
El dinero es la herramienta de intercambio en el mercado de productos y servicios, siendo necesario erradicar las dos características más negativas del sistema monetario actual: su producción privada (lo producen los bancos a partir de la deuda)  y su anonimato, que favorece un  uso delictivo. El dinero será producido por la banca comunitaria y será una herramienta totalmente transparente, adoptando tecnologías telemáticas que dejen huella de todas las transacciones a partir de un mínimo gasto significativo. Coexistirán las monedas locales con  una moneda internacional. El ahorro de las personas y la inversión de las empresas constituye el principal activo de la banca  comunitaria. El crédito será un servicio público orientado a facilitar la financiación de actividades económicas individuales o colectivas, sin ánimo especulativo y con la garantía  de toda la comunidad local.

7. Poder, sistema electoral y de gobierno. En las democracias comunitarias todo el poder lo ejercerá la comunidad local organizada en asamblea, compuesta ésta por todo el cuerpo electoral (personas censadas mayores de 14 años). La asamblea posee todo el poder de decisión en todas las materias y campos de actividad que conciernen al gobierno de la vida comunitaria. La  administración  será ejercida por un cuerpo de funcionarios bajo la dirección de cargos electos, cuya función no es otra que la de dirigir la ejecución de las decisiones previamente debatidas y aprobadas por la asamblea.
Para lograr la máxima operatividad, el funcionamiento de la asamblea incorporará todas las tecnologías que faciliten al máximo los mecanismos de participación ciudadana y  se regirá por el principio del interés directo, es decir, que  estará  constituida por las personas que se sientan afectadas por las decisiones a tomar. Así, de modo ordinario, estará constituida por la totalidad del cuerpo electoral  (integrado por las personas censadas mayores de catorce años) para los asuntos considerados de interés general, como elección de cargos, aprobación de presupuestos, o  aprobación de leyes y normas fundamentales, de carácter general; y para el resto de decisiones, la asamblea estará constituida por todas aquellas personas, previa y voluntariamente inscritas,  que se consideren afectadas por los asuntos a decidir, concretados éstos en las diferentes áreas en las que se organiza el gobierno de la comunidad local (Por ej: seguridad, hacienda, justicia, salud, educación, producción, vivienda, patrimonio, banca, administración federal y relaciones solidarias). Las candidaturas serán abiertas y a título personal, al margen de la  adscripción  política  o de otro tipo. Todos los cargos serán permanentemente revocables por la asamblea.
Los gobiernos federales (regionales, estatales u otros) administrarán las competencias delegadas por las asambleas de las comunidades locales. La elección de sus cargos se producirá en las respectivas asambleas de las comunidades locales integradas en la federación correspondiente.    

8. Las religiones y los partidos políticos. Las religiones se apropian del  universal sentimiento de fraternidad  en interés de una creencia mágica y tribal, mientras que la institución política partidaria  se apropia de la democracia y la falsea instaurando el poder de minorías oligárquicas que impiden  la participación de las personas y, por tanto, el  desarrollo  real de la democracia. Las organizaciones religiosas y partidistas serán respetadas por las democracias comunitarias como cualquier otra asociación  ciudadana, mientras no atenten contra los derechos individuales y comunitarios de la ciudadanía, aún siendo negativamente consideradas por su nefasta  trayectoria histórica, favorecedora de la fragmentación social, el desorden  y el enfrentamiento.

9. Urbanismo y democracia. Viviremos en ciudades más pequeñas y en  menos núcleos rurales, pero más grandes, para avanzar hacia un equilibrio poblacional y territorial. Nuestra organización social, económica y política tendrá lugar en los lugares en los que vivimos, en las comunidades locales (metrópolis, ciudades y comarcas), que dispondrán de formas autónomas de gobierno, con todas las competencias autogestionadas mediante la práctica de democracias directas. Las organizaciones territoriales complejas, como provincias, regiones, estados u otras de carácter internacional, de existir en el futuro deberán ser reconstruidas federativamente, por voluntad y acuerdo de las comunidades locales.
Viviremos en casas edificadas sobre suelo de propiedad pública, a las que tendremos acceso garantizado por la comunidad y para toda la vida. Sólo podrá ser heredado el derecho de uso, ya que su propiedad será comunitaria. El derecho de propiedad individual se extingue con la muerte de su titular.
La movilidad  laboral y residencial será una característica habitual de los nuevos tiempos. Las casas del próximo futuro estarán diseñadas para incorporar funciones  productivas  y sociales que posibiliten el máximo de autonomía personal: en la producción de alimentos (en huertos comunitarios) y  energía (térmica y eléctrica, para la vivienda y para el transporte personal), en la realización de actividades económicas de autoempleo (trabajo autónomo realizado en la propia vivienda) y  en la generación de espacios sociales de autoyuda (cuidado de enfermos, atención a niños, ancianos y personas dependientes, realización de actividades culturales, educativas, deportivas, de ocio, etc)
El urbanismo del próximo futuro estará orientado a generar cohesión social, a promover el ejercicio de la ciudadanía y el sentimiento comunitario, abandonando para siempre la actual tendencia guiada por la especulación urbanística y asentada sobre arquitecturas que promueven el aislacionismo, la exclusión  social, la ineficiencia económico-energética  y el desorden individualista.    
          
10. Definición y estrategia de transición.  Para avanzar hacia la democracia comunitaria será necesario crear un movimiento político y cultural de naturaleza asamblearia -¿Vía Comunitaria?-, orientado a derrotar al actual sistema capitalista por sustitución pacífica y progresiva, a través de múltiples vías, generando alternativas propias en todos los campos de la vida social, cultural y comunitaria.
Para ello, considero fundamental la vía política, participando electoralmente sólo en los comicios locales, con candidaturas de colectivos ciudadanos asamblearios. Estas candidaturas locales presentarán un programa político a largo  plazo (visión), que presente nítidamente la propuesta de democracia comunitaria y que, por tanto, haga visible la dirección alternativa a seguir, junto con los objetivos  finales propuestos. Y actuarán según un programa político a corto y medio plazo (misión), con inequívocas propuestas  transitorias (objetivos a corto plazo) de democracia comunitaria, pedagógicamente enfocadas  hacia  los objetivos finales.     
Este movimiento, sin adscripción a ninguna corriente política, reconocerá su inspiración en el pensamiento libertario anarquista, entendido éste como aversión y rechazo radical a toda concentración de poder (social, económico y político), incluyendo la ejercida bajo regímenes de capitalismo estatal, autodeclarados socialistas o comunistas, así como la ejercida  bajo los actuales y predominantes regímenes capitalistas de pseudodemocracia,  excluyente y oligárquica.


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