lunes, 9 de enero de 2017

LOS ULTIMOS COMUNICADOS DE JHON BERGER


"Extensas áreas que alguna vez fueron lugares rurales las están convirtiendo en “zonas”. Los detalles de este proceso varían según el continente: África, América Central o el sureste asiático. El desmembramiento inicial, sin embargo, siempre proviene de otra parte y es efectuado por los intereses corporativos que dan rienda suelta a su apetito de más y más acumulación, lo que significa apoderarse de los recursos naturales (peces en el Lago Victoria, madera del Amazonas, petróleo donde quiera que haya, uranio de Gabón, etcétera), sin importarles a quién pertenezca la tierra o el agua. La explotación resultante pronto exige aeropuertos, bases militares y paramilitares para defender lo que se chupan, y la colaboración de los mafiosos locales. Pueden ocurrir entonces la guerra tribal o intercomunitaria, la hambruna y el genocidio. La gente de tales “zonas” pierde todo sentido de residencia: los niños se vuelven huérfanos (aunque no lo sean), las mujeres se vuelven esclavas, los hombres, desesperados. Una vez que esto ocurre, restaurar sentido alguno de lo doméstico toma generaciones. Cada año tal acumulación prolonga esa ninguna parte, en tiempo y espacio.


Mes tras mes, millones abandonan su tierra natal. Se van porque no hay nada ahí, excepto su todo, que no ofrece lo suficiente para alimentar a sus niños. Alguna vez lo hizo. Esta es la pobreza del nuevo capitalismo.


Después de largos y terribles viajes, después de experimentar la bajeza de la que otros son capaces, después de llegar y confiar en su obstinada e incomparable valentía propia, los emigrantes se encuentran esperando en alguna estación extranjera de tránsito, y entonces lo único que les queda de su continente natal es su ser mismo: sus manos, sus ojos, sus pies, hombros, cuerpos, la ropa que usan y aquello con lo que se tapan por las noches para dormir debajo, ansiando techo". (Extracto de "Diez comunicados", texto de J. Berger, publicado en 2015)



 
El 2 de enero moría John Berger, marxista recalcitrante hasta el final, pero que, sobre todo, a mí me parecía un hombre bueno. Además de su profunda mirada sobre el arte, desde que lo descubrí, J. Berger me interesó por su permanente reflexión sobre el mundo rural y su análisis como programada extinción a cargo de la globalización capitalista. Pienso, como J. Berger, que la extinción del mundo rural tiene su máxima expresión como emigración forzada y constante, pero bien diferente a todas las emigraciones anteriores,  una emigración que hoy sentimos como una constante derrota humana, que hoy alcanza una dolorosa dimensión universal en el cuerpo concreto de cientos de miles de emigrantes que buscan refugio desesperadamente. Es una derrota que en este tiempo del imperio globalizador nos involucra a todos como “pérdida del lugar”, como emigrantes potenciales que somos. Una desorientación generalizada, en la que el sentido del lugar y el sentido de la vida son “sentidos” que se funden en una misma carencia, en un mismo dolor, al tiempo  individual y universal... esta es la pobreza del nuevo capitalismo, como decía J. Berger.

Sirva de personal homenaje y agradecimiento a la vida y obra de J. Berger este texto que recupera “El Viejo Topo”, “Diez comunicados”, que hablan de todo ésto.


http://www.elviejotopo.com/topoexpress/diez-comunicados/


sábado, 7 de enero de 2017

CONGOSTO: EL RENACER DE UN PUEBLO SIN DINERO

Fotografías del Blog de Voluntarios x Congosto. Iglesia de San Pedro,recuperada por los vecinos y voluntarios en Congosto (Las Loras, Burgos)   
 
Congosto, pequeña población de Las Loras (Burgos) es uno de los mejores ejemplos donde se ha demostrado la importancia de recuperar valores humanos tan poderosos como la amistad y la solidaridad, con los que los Voluntarios por Congosto (VxC) han podido reconstruir la iglesia perdida de San Pedro Apóstol o reabrir el paso de montaña del Piscárdano, entre otras muchas cosas.
Lo imposible hecho realidad, o cómo un pueblo semiabandonado es capaz de resurgir de sus cenizas con solidaridad y sin dinero.

"Erase una vez un país llamado España, en el comienzo del siglo XXI, en el que Don Dinero había conseguido contaminarlo todo. Las subvenciones habían paralizado la conciencia social aplastando principios y valores de una población caracterizada por ser trabajadora y solidaria.


Pero un día Don Dinero y las subvenciones desparecierón, y las gentes del país descubrierón que todo había sido un sueño. Asi las cosas, los servicios empezarón a dejar de funcionar, mientras las carreteras y edificios envejecián hasta derrumbarse. Don Dinero “fácil” se había ido para no volver.

En esta situación, mientras unos protestaban y pedían la vuelta de Don Dinero, otros decidierón remangarse y recuperar cuanto antes esos antiguos valores del trabajo y la solidaridad, aparcando las cosas que dividen y demostrando que se pueden hacer muchas cosas “SIN dinero”.

Y ha sido en Congosto (Burgos), un pueblo semiabandonado de España donde viven cuatro vecinos, con la mitad de los edificios en ruinas, donde familiares, antigüos vecinos y amigos venidos de otras comunidades autónomas como Madrid, Cataluña, País Vasco y Aragón, se juntan los fines de semana para trabajar solidariamente y recuperar este pueblo perdido".
 
Leer completo en:
 http://iglesiacongosto.blogspot.com.es/p/vxc.html
 
 
Fotografías del Blog de Voluntarios x Congosto: Fiesta en el pueblo, logo de la asociación y señalización de la  Ruta Piscardano.

miércoles, 4 de enero de 2017

BIENAVENTURADA LA MALEZA PORQUE ELLA TE SALVARÁ LA CABEZA


Portada del Libro



Coordinado por César Lema Costas, este libro recién publicado ha contado con la colaboración de  un nutrido grupo de importantes colaboradores: Félix Rodrigo Mora, Josep Pàmies, Juanra, Silvia Méndez Alonso, Patri Puga Gómez y Daniel María Pérez Altamira.

Se compone de dos partes (unificadas físicamente en una carpeta de anillas), el libro de 239 páginas y las fichas en color de 113 plantas silvestres adecuadas para el consumo humano, organizadas por orden alfabético.

Son 113 plantas silvestres las que, en la sección de las fichas, quedan estudiadas en su totalidad, desde su presentación hasta las formas culinarias más apropiadas para su consumo. Se señala su inocuidad o, si es el caso, ligera toxicidad (junto con los modos de remediarla), uso culinario, uso medicinal y otros aprovechamientos, todo ello ilustrado con excelentes fotografías de las plantas y de los platos que es posible cocinar con ellas.

La portada reproduce el calendario románico del templo medieval de la aldea de Beleña del Sorbe (Guadalajara), erigido hacia el año 1150, que representa los meses de junio, con la escarda y recogida de silvestres, y julio, la siega con hoz del cereal.

La finalidad del libro “es exponer con argumentos pero sobre todo con fórmulas prácticas hacederas, porqué y cómo debemos incrementar el consumo humano de plantas silvestres. El fin último es salvaguardar el monte, la naturaleza salvaje, los bosques, el arbolado y el régimen de lluvias. Se trata de reducir la superficie agrícola al rebajar el consumo de alimentos y productos cultivados, para aminorar la erosión, destrucción de los suelos, aniquilación de la vida silvestre vegetal y animal, declive de la biodiversidad, desertificación y cambio climático. Al equipo que hemos colaborado nos une la convicción de que no basta con implementar agriculturas menos agresivas, aunque también, sino que además hay que retornar a la etapa recolectora de la historia de la humanidad para servirnos de las "malas hierbas", de las "malezas", como parte importante y habitual de la dieta, precisamente para reducir significativamente la superficie destinada a usos agrícolas, siempre causantes en mayor o menor medida de erosión y degradación edáfica, hídrica y climática”.



miércoles, 21 de diciembre de 2016

VER EN EL PAISAJE LA BELLEZA QUE NOS MIRA


Anochecer en La Ulaña. Fotografía de Nicolás Gallego Rojas


Quería leer el último libro de Jhon Berger -“Rondó para Beverly”- y por eso buscaba una reseña del mismo, para enterarme de qué va. Y ya lo sé, va de ausencia, la de Beverly Bancroft, su mujer, que murió en 2013 tras una larga enfermedad. Me quedo con un párrafo: "La belleza de tu valentía te acompañó hasta el final. Y, desafiando al tiempo, se ha quedado con nosotros. Llena el silencio"

Antes de cerrar el ordenador miro el correo atrasado,  veo que me ha llegado la foto de un paisaje de Las Loras, un atardecer en las peñas de La Ulaña. Es de Nico, el geólogo, un amigo. No sé por qué me he puesto a mirarla con detenimiento, seguramente porque es muy bonita (¿la foto en sí, el paisaje, la palidez de esa luz de invierno al atardecer, la monumentalidad de las peñas, la misma Ulaña, su nombre, su evocación de remotos tiempos prerromanos ?)...vaya, vuelve Jhon Berger, su contagioso modo de ver me ha dejado su huella. Me pasa cuando veo un hermoso paisaje al natural, incluso cuando lo veo en pintura o en fotografía, y no sólo con paisajes, también me pasa con algunas personas. 

Antes de leer a J.B. no me pasaba, tampoco la primera vez, con la trilogía “De sus fatigas” (Puerca tierra, Una vez en Europa, Lila y Flag). Lo que me atrapó entonces fue su relato del excepcional acontecimiento humano que supuso el paso de la vida rural a la urbana. Me empezó a pasar después de leer su “Modos de ver”, donde decía que La vista llega antes que las palabras. El niño mira y ve antes de hablar”, desde entonces, cuando me sorprende algo que me parece hermoso, me paro un buen rato y espero, sin saber a qué.

El caso es que La Ulaña es un hermoso lugar de Las Loras. Y que de entre todo lo que aprendí leyendo a J.B. y  dicho en resumen y con otras palabras, creo que ésto es lo que espero cuando miro esta foto, eso que no se me va de la cabeza: un lugar no es paisaje hasta que alguien fija en él su mirada,  su belleza sólo se desvela si esa mirada es prolongada. Ante la belleza de un paisaje -o de una persona- detenemos la mirada sólo porque nos gusta ser mirados por ella...eso, eso es lo que espero. Gracias, Nico.