domingo, 28 de octubre de 2012

LA EDUCACION, PROHIBIDA E IMPOSIBLE


Ayer escuché en la radio una tertulia en torno a la edad legal para mantener relaciones sexuales, suscitada a raíz del  reciente y desgraciado suceso en el que fue asesinada una niña de trece años que mantenía relaciones con quien  luego resultó ser su asesino, un hombre de cuarenta años, que se suicidaría tras ser acosado por las fuerzas del orden. Todos los tertulianos coincidían en el diagnóstico, afirmando que las leyes regulatorias de la edad “legal” son  contradictorias  e incoherentes y que todas las soluciones pasan por la educación, por educar en la responsabilidad.

También recientemente he vivido otra polémica, ésta vez en directo, en torno al debate sobre la educación, provocado por la película argentina “La educación prohibida”, proyectada aquí, en mi comarca, como en medio mundo, gracias a una exitosa operación de marketing a través de Internet, organizada por el grupo argentino de la New Age que ha producido la película. Aunque, a priori,  pudiera parecer que las dos cuestiones nada tienen que ver entre sí, yo pienso que sí  lo tienen y trataré de explicarlo.

viernes, 19 de octubre de 2012

EL NACIONALISMO Y EL ESTADO DE LAS HETERONOMÍAS

Manifestación independentista en Barcelona (2012)


Los nacionalismos se llevan mal entre ellos, sobre todo porque su sustancia se alimenta de establecer la identidad de unos a partir de la diferencia con los otros. Asistimos en la actualidad a la descomposición del mal llamado estado de las autonomías, a partir de la polémica que ha organizado el presidente de la Generalitat, Artur Más, acerca de la voluntad soberanista de la nación catalana. El  nefasto ministro de Justicia, señor Gallardón, ha sentenciado al respecto: “España no puede pensarse a sí misma sin Cataluña y, por tanto, la independencia de Cataluña significaría la destrucción de España”.

El regimen español  adopta la definición de estado autonómico,  de modo tan impropio como cuando se autodenomina estado democrático. Autonomía significa carencia de intermediación y dominio, algo imposible en un regimen estatal, por muy republicano que fuera, que no es el caso; algo totalmente imposible en el contexto de una organización social basada en los principios de jerarquía y desigualdad social, económica y política. El  propio concepto de estado es, pues, incompatible con el de autonomía y, por supuesto, con el de democracia, ya que sólo podemos concebir racionalmente la democracia como sistema de organización en el que la comunidad se instituye a sí misma y en el que el poder, en todas sus facetas, se haya distribuido en condiciones de igualdad. Así pues, hablando con propiedad, el estado español es un estado heterónomo y oligárquico. Nada de autonómico, nada de democrático.

viernes, 5 de octubre de 2012

Y MÁS ALLÁ DEL CAPITAL

El libro de István Mészáros
El sistema capitalista está sentenciado por sí mismo, pero no por la amenaza de una alternativa, que todavía está por construir. Esta circunstancia hace previsible que su caída se prolongue aún por bastante tiempo. La fase de descomposición se inició con la decadencia de la economía  industrial y ahora se ha hecho bien visible en medio de una crisis generalizada en todos los órdenes. Es una crisis sistémica que exige una solución así mismo sistémica, que tenemos que inventar porque, como dice Amin Maalouf: “vivimos momentos sin precedentes, que requieren soluciones sin precedentes”… "intento comprender la realidad sinceramente, sin ponerme orejeras para escuchar sólo lo que quiero oír. Una vez que hago el diagnóstico, me digo que la realidad no es inmutable y que hay que transformarla, imaginar el mundo de otra manera y, eventualmente, reinventarlo".

martes, 2 de octubre de 2012

MAS ALLÁ DEL QUINCEMISMO

Asamblea del 15M en Valencia


Hay quien, de modo excesivamente simple, piensa que el 15M, al igual que las protestas de la Primavera Árabe y las que se sucedieron por diferentes países del mundo,   no son protestas proletarias, que en realidad se trata de la rebelión de un importante sector de la “burguesía asalariada” contra la amenaza de ser reducidos a proletarios y que,  estando nutrida mayoritariamente por jóvenes estudiantes, su principal motivación es que la educación superior ha dejado de garantizarles un salario excedente en su posterior vida laboral.

Sin dejar de ser parcialmente cierto, no hay que echar en olvido las explosivas revueltas acaecidas en el Reino Unido, en Francia, en Portugal y en Grecia, protagonizadas por gente realmente excluida del sistema. Recordemos también que la revuelta en Egipto comenzó siendo una protesta de esa burguesía asalariada -como la denomina Slavoj Zizek- de jóvenes instruidos y carentes de perspectivas de futuro, que  derivó en una  rebelión socialmente mucho más amplia, dirigida a lograr el derrocamiento del  regimen de Hosni Mubarak.

sábado, 29 de septiembre de 2012

EL PODER DE LA NORMALIDAD

Wert, ministro de educación

El ministro de educación del PP, José Ignacio Wert, justifica su nueva ley de educación bajo la pretensión de normalidad, por lo que se propone erradicar, según dice, la parte ideológica que tenía la ley del anterior gobierno, para lograr lo que él considera la excelencia en la educación, basada en el esfuerzo personal y en más competitividad. El ministro es una persona consecuente, él piensa que lo normal es su propia ideología, el capitalismo  neoliberal, y tiene toda la razón. Lo cual no quiere decir que la anterior ley de educación,  la del PSOE, no fuera también normal, sino que era menos normal, es decir, menos neoliberal que la suya. Yo mismo hice las prácticas de magisterio en lo que se denominaba Escuela Normal, en una ciudad tan normal como Valladolid.

Casi a diario,  escuchamos la expresión “yo es que soy una persona normal, soy apolítico”, en boca de personas que tienen posiciones ideológicas inequívocamente conservadoras/capitalistas. Y tienen razón, son personas tan normales como  el señor ministro de educación. La ideología “normal” -el capitalismo- para ellos es apolítica  en la medida en que se sitúa al margen de la disputa entre los partidos por el poder político. La apolítica gente normal dice que lo que le interesa son los asuntos de la vida diaria, no la política, en alabanza de una perversa y radical desconexión  entre la vida  y la política. Si bien, su desinterés por la política no les impide votar en las elecciones. Y ya que votan, lo hacen por los políticos que  consideran más normales, según su propia idea de la normalidad. 
Por otra parte, los políticos normales dicen pelear por los asuntos normales, los que realmente interesan a los ciudadanos normales…y de esta forma, se va  construyendo la ideología de la normalidad: los maestros transmiten los conocimientos normales, los que ayudan a los niños a ser normales, para que de mayores sean trabajadores y ciudadanos normales, incluso excelentemente normales, que diría el ministro Wert, dibujando el perfil del ciudadano perfecto: apolítico y competitivo, o sea, definitivamente normal.

sábado, 22 de septiembre de 2012

CONCEJOS "ABIERTOS" Y DEMOCRACIA DIRECTA


Si hablamos de democracia tenemos que estar previamente de acuerdo en dicho concepto, porque de no ser así entraremos de nuevo en el tradicional diálogo de besugos que suele caracterizar a las conversaciones en torno al mismo. ¿Hablamos de la toma de decisiones entre iguales, hablamos  de todas las decisiones que afectan  a la vida social de los individuos que forman parte de una comunidad? Pues entonces continuemos.

Con motivo de la supresión de las entidades locales menores (tanto las que funcionan en regimen de junta vecinal como de concejo abierto) que se avecina, han surgido múltiples reacciones en defensa de la supuesta democracia directa practicada en dichas entidades. Incluso, se ha echado mano de la apelación histórica a los concejos medievales de Castilla y otros reinos mediaveles, como idílicos espacios de democracia directa. La verdad es que comparados aquellos con las juntas vecinales y los concejos abiertos actuales, esa referencia histórica hasta tiene cierta justificación. Pero, la verdad, es que la investigación histórica se ha encargado sobradamente de demostrar que aquellos concejos medievales eran tan escasamente democráticos como los actuales. Dichas apelaciones míticas, que describen unos concejos medievales  parecidos a colectividades anarquistas, ignoran por completo la realidad histórica medieval, marcada por el dominio del sistema feudal, en cuyo contexto el concejo era sólo un apéndice, una mera concesión del verdadero poder establecido, detentado por las élites políticas y religiosas, cuyo poder se sustanciaba a la postre en el feudo, en la propiedad de la tierra. Los llamados bienes comunales eran ese apéndice, esa concesión de los poderosos, como lo es en nuestro tiempo el  denominado  “estado de bienestar”, así denominado por los socialdemócratas.