jueves, 16 de julio de 2015

GRECIA, SÍ O SÍ

Atenas, cambio de guardia








El capitalismo internacional no puede estar más satisfecho: la idea de que no hay alternativas se puede asentar todavía más en la población europea y mundial. ¿Qué mejor prueba que un gobierno de la izquierda radical practicando el neoliberalismo, aunque suavizándolo un poco? Para hacer este viaje mejor hubiera sido no hacer ninguno. Esta derrota de Syriza le puede costar muy cara al pueblo europeo, empezando por el griego”.

                                      (joselopezsanchez.files.wordpress.com)



En Grecia se ha demostrado, una vez más, la inutilidad de la vía electoral en caso de que se tenga la finalidad de acabar con el sistema de dominación vigente y no una mera renovación de las élites que, como viene sucediendo, a lo más que aspiran es a efectuar un maquillaje formal del sistema, una imagen más atractiva a las masas de votantes. Con ello, contribuyen eficazmente a consolidar el orden sistémico del que la izquierda política, ya definitivamente, forma parte.

Esa izquierda no aprende, ni quiere ni puede aprender. Syriza es el último ejemplo de una trayectoria histórica condenada a la deriva perpetua. A la vanguardia de los movimientos y partidos de la izquierda europea, ha vuelto a demostrar que llegar al gobierno vale de poco cuando el  poder tiene su fortaleza en otro sitio que no es el gobierno... en un lugar que, sin embargo, es bien conocido y controlado por la competencia neoliberal : en el cerebro de los que votan.


Cada victoria electoral de esta izquierda acaba siendo una encerrona sin salida, un viaje predestinado al descarrilamiento, que sitúa a los viajeros cada vez más lejos del destino que pretendían. Lo hemos podido comprobar durante la llamada “transición española a la democracia”, en la que la izquierda puso en marcha las políticas cautivas del “estado de bienestar”, su mejor contribución a la renovación y consolidación del sistema de dominación.

En circunstancias muy distintas, lo estamos viendo ahora en Grecia de modo palpable. Cualquiera de los caminos posibles que hubiera seguido la izquierda griega gobernante hubiera sido malo para el pueblo griego. De ser consecuentes con el resultado del referendum, de enfrentarse al sistema, el cerco y acoso a la economía griega hubiera sido insoportable para la depauperada mayoría social de Grecia, una mayoría que votó a Syriza a cambio de un estado de bienestar que Syriza no le puede dar sin el consentimiento de los titulares y propietarios del Estado y del Bienestar...y, con la soberanía secuestrada de por vida, la democracia no puede acabar en otra cosa que no sea una tragicomedia a la griega.

Pensaron y optaron por la vía única, “para salvar al pueblo del desastre”, según ha justificado Txipras, el jefe del gobierno de la izquierda. Pero el sistema en su conjunto, izquierda y derecha,  hoy no puede ofrecer al pueblo griego un estado de bienestar que no sea una quimera, en un momento histórico en que el capitalismo se halla sumido en una de sus crisis financieras más graves, necesitado de tiempo para la recuperación de la tasa de ganancia y del crecimiento perdidos, sin los que la acumulación de capital -su razón de ser- le resulta sencillamente imposible si no es a costa de su propia existencia. 
Porque el estado de bienestar hoy sólo es viable en su microversión de beneficiencia estatal. Porque en su versión completa sólo existe como ensoñación consumista, sólo en el adicto cerebro de los votantes. Ahí es donde se localiza el verdadero poder del sistema, donde germina la sumisión al Estado, donde florece el fascismo y se reproduce la religión capitalista, donde se pierde cada día la batalla por la emanicipación.


Hoy, así, no es posible otra cosa, donde quiera que se sitúe Syriza... tanto si gobierna como si no. Las opciones reales ofrecidas al pueblo griego se reducían a elegir entre el seguro “desastre” al que conducía el NO y el no menos seguro “desastre” al que conduce el SÍ.
 
Txipras ha hecho un malabarismo fatuo durante varios meses de entretenida, falsa e inútil negociación. Luego montó un referendum exprés con el que escenificó perfectamente las irresolubles contradicciones de la izquierda sistémica a la que representa: NO pero SÍ al sistema, evitar el desastre y abrazarlo al mismo tiempo. Con ello ha prestado un impagable servicio a la Troika y al sistema neoliberal, ha dejado muy claro el mensaje de que “no hay otra alternativa”, que nada se puede hacer al margen del sistema neoliberal, que nada sobrevive a la intemperie, ningún pueblo libre y soberano...nada afuera ni en contra, sólo el sueño de una existencia zoológica, sumisa y feliz es posible, siempre SÍ o Sí, “democráticamente”.

Este es el paisaje de la batalla en nuestro tiempo...el que se divisa desde la intemperie, donde cuatro gatos del pueblo observan expectantes mientras idean y preparan el próximo ataque.





2 comentarios:

mikaela dijo...

Y sin embargo el hecho cierto es que estamos aqui por haber sobrevivido a la intemperie

Anónimo dijo...

La jugada puede salirle mal a los estafadores de cerebros pues se quitan definitivamente la careta y ello siempre supone un riesgo