martes, 25 de marzo de 2014

22 M, ERROR DE FONDO


Si hubiera podido, habría estado en Madrid el 22 M, aún considerando errónea la estrategia de quienes promueven estas formas de resistencia. Hubiera ido por una razón de fraternidad con vecinos, amigos y muchísimas personas, conocidas o no, que sé participan en estas movilizaciones con la buena fe y el convencimiento de que sirven para hacer frente al gobierno y para detener sus continuadas  agresiones a la gente más vulnerable con la excusa de la crisis.
A día de hoy, mi discrepancia con estas convocatorias es de fondo y no sólo estratégica. Para realizar mi propio análisis crítico, intento prescindir de todo condicionamiento político, evito en lo posible dejarme influir por la opinión de organizaciones políticas o medios de comunicación, no menos políticos; ni siquiera por las personas a las que políticamente me siento más próximo. Ello no me impide saber que, aún en discrepancia radical con las élites que dirigen la izquierda, quienes criticamos sus errores tenemos por delante un largo camino que habremos de recorrer junto a la gente que les sigue, nuestros vecinos, amigos y mucha otra gente, que no ve otra salida a la encerrona de la crisis en la que estamos atrapados y que todavía mantiene su fe en los partidos y sindicatos de la izquierda, porque -todavía- piensan que éstos, por competir con la derecha gobernante, son de naturaleza contraria, cuando en realidad forman parte del mismo sistema.

jueves, 13 de marzo de 2014

DESTAPAR AL ESTADO

Estamos en la fase inicial del nuevo paradigma de la revolución integral y, dado el alcance de su programa y finalidad básica –reconstruir la esencia humana y vivir en democracia-, no parece aconsejable forzar el periodo de análisis y reflexión que nos ha de llevar a la adopción de una estrategia proporcionada a tal propósito de emancipación personal y social. Sin embargo, este periodo supone, a mi entender, un esfuerzo personal  y colectivo que, en sí mismo, ya forma parte de la estrategia revolucionaria e implica la necesidad de una organización básica que considero ha de prefigurar la de la nueva sociedad alternativa. A esta parte de la organización estratégica pienso dedicar mis próximas reflexiones, si bien, ahora me parece sustancial y prioritaria la parte de esa tarea que corresponde, nada menos, que al esfuerzo por (des)educarnos del amaestramiento al que cada individuo hemos sido sometidos durante toda nuestra vida; porque ese y no otro es el propósito de la educación estatal,  conseguir nuestra adaptación-aceptación, del sistema de sumisión en el que vivimos.

sábado, 8 de marzo de 2014

EL DÍA INTERNACIONAL DE LA ALIENACIÓN FEMINISTA


La alienación es una patología individual que es contagiosa, que infecta a toda la sociedad. Consiste en el extrañamiento del ser, conduce a negar la realidad e impone la exclusión de interpretar y cuestionar la realidad personalmente. La realidad deja de ser una construcción histórica de la humanidad, dinámica y perfectible, quedando así constituida en realidad estática, inamovible y totalitaria, preexistente y superior a la voluntad humana. Significa la defunción del pensamiento propio, la renuncia a esta facultad, que es cedida a “otro” que piensa y decide por mí, perdiendo así mi condición natural de sujeto, transformándome en objeto. Afectados por esta enfermedad del ser, la realidad es negada al igual que la posibilidad de ser pensada, se llega así a la muerte del pensamiento libre y propio, para no enfrentarse al límite extremo en el que el ser humano se ve ante el esfuerzo y el sufrimiento que supone  comprender la realidad de su existencia.

Vengo ahora mismo de asistir a una charla conmemorativa del Día Internacional de la Mujer (¿Trabajadora?), organizada por un partido de la izquierda; y he vuelto a escuchar el mismo discurso feminista que ha hecho suyo esta izquierda empecinada en profundizar su propia alienación,  su renuncia definitiva al inalienable derecho de la emancipación individual y social, derecho que es anterior y superior al Estado y a toda declaración de los Derechos Humanos. Este discurso de la izquierda es alienado y alienante, es feminismo de Estado,  es colaboracionista y reproductor del sistema de dominación vigente, un sistema que en la actual fase de la historia tiene la forma resultante de una  hibridación perfecta, estatal-capitalista.