lunes, 13 de enero de 2014

EN EL FONDO, A LA IZQUIERDA


“Busca la simplicidad y desconfía de ella”. Ken Knabb


La discusión acerca de la teoría y la práctica es recurrente cuando discuto con gente amiga que milita en partidos de la izquierda. Lo más frecuente es que alguien acabe diciendo algo parecido a ésto: “hay mucho pico de oro, lo que hay que hacer es actuar, menos teoría y más caña”. Otra discusión tan recurrente como ésta es la que trata sobre si la revolución es posible o no.
La verdad es que cuando la conversación avanza, cuando hay oportunidad de profundizar en las ideas y sentimientos más hondos, pareciera que coincidimos; cualquier observador neutral podría afirmar que “en el fondo, compartimos un pensamiento revolucionario común”. Uno de esos amigos ha llegado a decirme algo así como que “en el fondo, todos deseamos una sociedad plenamente democrática, sin capitalismo y sin estado…lo que pasa es que eso, la revolución, es hoy tan imposible que resulta una idea absurda”.

Soy consciente de que estas conversaciones se han convertido en un tópico y necesito desentrañar en qué consiste este bloqueo mental, que se convierte en desprecio por la teoría y en convencimiento de que la revolución es imposible.

He pensado en todo ésto, una vez más, cuando me encuentro enfrascado en la lectura de un libro de Ken Knabb, situacionista norteamericano, cuyas ideas -como las de todo el movimiento situacionista- siempre me parecieron inspiradoras, porque tienen la frescura del libre pensamiento y, al tiempo, la solidez de un análisis riguroso de la sociedad contemporánea. Lo he pensado al subrayar dos párrafos, a poco de empezar la lectura, que hacen referencia a esos dos tópicos a los que antes me refería:

Sobre la teoría:

“Incluso aquellos que dicen rechazar la teoría están teorizando, simplemente lo hacen más inconscientemente y caprichosamente, y, por tanto, de modo más impreciso. La teoría sin casos particulares está vacía, pero los casos particulares sin la teoría son ciegos. La práctica prueba la teoría, pero la teoría también inspira prácticas nuevas”.

Sobre la revolución:

 “Lo que hace falta, creo, es una revolución democrática, para abolir tanto el capitalismo como el estado. Admito que es mucho pedir, pero me temo que no bastaría con ninguna otra solución de menor alcance para llegar a la raíz de nuestros problemas. Puede parecer absurdo hablar de revolución, pero todas las alternativas asumen la continuación del actual sistema, lo que es aún más absurdo”.

Me resulta especialmente interesante la siguiente reflexión de Ken Knabb acerca del peligro que corre la teoría de convertirse en ideología:
“Toda teoría puede transformarse en ideología, llegar a ser rígida como un dogma, ser desviada hacia fines jerárquicos. Una ideología sofisticada puede ser relativamente segura en ciertos aspectos; lo que la diferencia de la teoría es que carece de una relación dinámica con la práctica. En la teoría tú tienes ideas; en la ideología  las ideas te tienen a ti”.

El libro de Ken Knabb “El placer de la Revolución” (1), puede ser descargado desde AQUÍ
 (1) Me parece más acertado su título original: “La alegría de la revolución”.

2 comentarios:

Josemi dijo...

Me gusta la idea de que la teoría debe mantener una relación dinámica con la práctica. Añadiría que la teoría también ha de ser dialógica, es decir, re-crearse continuamente con las personas-participantes.

nanin dijo...

Estoy plenamente de acuerdo, Josemi. Salud y un abrazo