jueves, 10 de noviembre de 2011

ME MUERO DE RISA



Hace una semana que no paro de toser, aquejado por un catarro criminal que me  tiene encerrado en casa, convertido en un caudaloso  manantial de mocos, cansado de no hacer nada y  agotado por el  dolor de agujetas  que la tos me produce en los músculos del abdomen y la barriga. No recuerdo cuándo, pero la última vez que tuve un dolor parecido  fue por algo bien diferente, provocado por un ataque de risa de esos que te dejan el cuerpo extenuado  pero, al tiempo, tan  ricamente.  El hilo de las cosas me ha llevado a esta reflexión, porque  aprovechando el obligado retiro, estoy leyendo  numerosos  textos sobre el procomún (1) y,  entre los mismos  abundan los que señalan a  Antonio Lafuente, investigador del  CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) en el área de estudios de la ciencia, como  persona de referencia en materia del procomún en España. Pues bien, en 2009  A.L intervino en el Festival Internacional  de Zemos98, dedicado a la Educación Expandida, con una conferencia acerca de la risa, en la que hacía una  sorprendente  reflexión  antropológica, que asociaba risa y comunidad, definiendo  la risa como “elemento subversivo y de conocimiento expansivo”. Así pues, con nostalgia de aquel ataque de risa -que, efectivamente, fue plenamente comunitaria, feliz y transgresora-, os dejo aquí el enlace  a  la reseña de aquella intervención de A. L., junto con un vídeo  de  risa, muy recomendable en estos tiempos de crisis y catarros, pero también de comunidad y esperanza.  

ANTONIO LAFUENTE: LA RISA BURLA EL SABER EXPERTO Y ABRE CÓDIGOS OCULTOS

          
(1) En palabras de A. Lafuente, “procomún es la nueva manera de expresar una idea muy antígua: que algunos bienes pertenecen a todos, y que forman una comunidad de recursos que debe ser activamente protegida y gestionada por el bien común. El procomún lo forman las cosas que heredamos y creamos conjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras. Al procomún pertenecen los dones de la naturaleza, como el aire, el agua, los océanos, la vida salvaje y los desiertos, y también los activos compartidos, como Internet, el espacio radioeléctrico empleado en las emisiones y las tierras comunales. El procomún incluye nuestras creaciones sociales compartidas: bibliotecas, parques, espacios públicos, además de la investigación científica, las obras de creación y el conocimiento público que hemos acumulado durante siglos”. 

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