lunes, 29 de noviembre de 2010

EL MÉTODO CARDIOFÓNICO DE GERMÁN DÍAZ



El pasado sábado, 27 de Noviembre, tuvimos la fortuna de asistir en Burgos a un concierto de Germán Díaz. Es uno de los mejores zanfonistas de la actualidad y no era un concierto cualquiera: porque tenía lugar en el auditorio de la casa de cultura del popular barrio burgalés de Gamonal, porque este concierto clausuraba un festival singular -el  Festival de Instrumentos e Intérpretes Insólitos- y porque se trataba del estreno mundial  de su último proyecto, el Método Cardiofónico.  

El  espectáculo musical está basado en  los ritmos producidos por el latir del corazón que un médico -el doctor Iriarte- grabó en los años cuarenta y editó en un disco de vinilo, al que puso ese mismo título. A partir de ese ritmo elemental y vital, sonando desde una gramola, Germán Díaz va añadiendo estratos de músicas delicadas y sensibles, con una Caja de Música, un Órgano de Barbaria y su mágica Zanfona. Con esas herramientas y sobre la marcha, graba partes de lo que toca en bucles que va reproduciendo y añadiendo, como un estrato más, a cada una de las canciones que va desgranando...algunas nanas, piezas de jazz, algunas con aire francés, otras italianas, y un tango muy molón. 
Total, un conmovedor y sorprendente cosmos sonoro fabricado con melodías que siguen el ritmo de la manivela, que sigue el ritmo exacto que dictan los cartones perforados, que siguen los ritmos del corazón, que sigue sonando cuando parece que todo va a fallar en la siguiente sístole. 
Esta obra de Germán Díaz es un alarde de sensibilidad y osadía; hay que echarle bemoles para caminar con soltura por el finísimo alambre de la improvisación, entre el  ritmo machacón del vinilo y el mecánico desdoble de los cartones, que entonan melodías campesinas, contemporáneas y antíguas, exquisitamente perforadas a cuchilla, poéticas e industriales. 
Me sentía yo en la oscura sala de Gamonal como metido en una caja de música, de esas sobre las que bailan delgadísimas muñecas vestidas con tules transparentes. Y al terminar el concierto, era noche de reflexión en Cataluña y en la calle hacía un frío de perros burgaleses. Pero estábamos tranquilos y emocionados, con el corazón  contento, gracias a Germán Díaz y a su Método Cardiofónico.    



2 comentarios:

Unknown dijo...

qué guay!!! cómo me hubiera gustado asistir a esa maravilla.
Lola

nanin dijo...

Hay que traer el espectáculo a Aguilar, mira a ver si convencemos a Jorge. Besos